APARICIONES EN MEDIOS | Expansion; 10.12.2015
La Unión Europea (UE) se enfrenta en estos momentos al gran reto del “Brexit”, la posible salida del Reino Unido del club comunitario, algo que podría incluso convertirse en una oportunidad para la zona euro. El primer ministro británico, David Cameron, presentó hace un mes su plan de reformas para la UE, que consiste en cuatro propuestas fundamentales que en definitiva implicarían establecer una UE de dos velocidades.
La primera propuesta de Reino Unido consiste en el reconocimiento explícito de que la UE no discriminará entre los Estados que están en la zona euro y los que no lo están, cuestión ésta que tiene muchos matices. Además, el primer ministro británico quiere que los parlamentos nacionales tengan un mayor poder de decisión en la aprobación de la legislación de la UE, por lo que el Parlamento Europeo cedería soberanía. La tercera propuesta supone que el Reino Unido quedaría al margen del proyecto europeo de forjar una mayor integración, eliminando en los Tratados de la Unión Europea toda referencia que abogue por una unión cada vez más estrecha. Finalmente, el primer ministro Cameron quiere que desde Londres se puedan poner restricciones a los inmigrantes comunitarios y a las ayudas sociales que reciben por parte de las administraciones británicas. Esta última cuestión sería también polémica ya que podría chocar más con las actuales normas comunitarias.
Por otra parte, hay que ver el lado positivo de la posición británica, porque defiende progresar hacia una mayor competitividad de la economía comunitaria. El Reino Unido apoya que debemos continuar avanzando hacia un Mercado Único Digital, que podría aumentar en un 3% el PIB de la UE, y hacia la creación de un Mercado Único de Capitales, lo que facilitaría la financiación a emprendedores y PYMES. David Cameron ha defendido que debemos reunir todas las diferentes propuestas, promesas y acuerdos sobre el mercado único, el comercio, y la reducción de la regulación en un claro compromiso a largo plazo para promover la competitividad y la productividad de la Unión Europea y para impulsar el crecimiento y la creación de puestos de trabajo. Creo que no suena mal.
La Comisión Europea ha tardado poco tiempo en mostrar su descontento con las propuestas británicas más sensibles, considerando que algunas de las peticiones pueden ser problemáticas, ya que afectarían a algunas de las libertades fundamentales de nuestro mercado interior. Pero el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, ha sido claro: “no habrá Brexit”; y para que así sea se está evaluando la posibilidad de una Unión Europea de dos velocidades entre las naciones de la Eurozona y los países de fuera de la moneda única, como proponía Reino Unido. Esta idea de la Europa de las dos velocidades no es nueva y ya se ha considerado en el pasado aunque nunca se concretó formalmente.
La propuesta de Juncker consistiría en una revisión del marco actual que permitiría a los países de la Eurozona continuar con su proceso de integración y daría una mayor libertad a los países que están fuera de la moneda única para posicionarse en una órbita diferente del núcleo, como es la situación actual con el Mecanismo Único de Supervisión y el Mecanismo Único de Resolución.
Probablemente, la Eurozona está avocada a ser los Estados Unidos de Europa, porque tenemos que continuar avanzando hacia una verdadera Unión Económica y Monetaria, y en definitiva hacia una mayor unión política. Completar la Unión Bancaria es una prioridad y debe ser el primer paso. Sin necesidad de modificar los tratados podríamos avanzar hacia la Unión Fiscal a través, por ejemplo, de la creación de una capacidad fiscal propia entre otras medidas. Si no queremos que llegue el final del euro esta es nuestra única alternativa.
El Reino Unido debe reflexionar sobre el hecho de que si no luchamos por más y mejor Europa finalmente la Eurozona deberá convertirse en los Estados Unidos de Europa pero la Unión Europea acabará siendo una especie de NAFTA. El Reino Unido, tras las propuestas presentadas por su primer ministro, debe preguntarse ¿influye Canadá en la política monetaria de EEUU, o acaso tiene influencia en su política fiscal?